Pero entretanto,
cuando los campos son labrantíos
de los que el hombre ha huido
y la ciudad renace cada día
entre el tumulto
de sus dispares convivencias,
yo deshojo en silencio
la memoria retenida
de las razones de un tiempo,
que colmábamos de utopías,
mientras lo cierto pasaba,
dejando estridencias
sobre el futuro que soñábamos.
Diaz Casares
Este poema de Díaz Casares complementa de manera hermosa al anterior que compartiste. Aquí, la voz poética se sitúa “entretanto”, en un presente de reflexión, observando un mundo transformado donde el campo ha quedado vacío y la ciudad se impone como un espacio bullicioso y cambiante.
El hablante mira hacia atrás, hacia “las razones de un tiempo que colmábamos de utopías”, evocando una nostalgia por una época en que los ideales parecían posibles. Sin embargo, esa nostalgia está teñida de desencanto: mientras se soñaba con un futuro mejor, “lo cierto pasaba”, es decir, la realidad discurría ajena a esas ilusiones, dejando solo “estridencias” —ruidos o huellas disonantes— del sueño incumplido.
En conjunto, el poema contrasta la esperanza y la desilusión, el campo y la ciudad, el pasado utópico y el presente desbordado. Todo ello envuelto en una voz introspectiva y serena que asume la distancia entre lo que fue soñado y lo que realmente ocurrió.



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