jueves, 30 de mayo de 2024

Poesía esquiva y fugitiva

Hay un camino suspenso 
en tu voz,  
poesía esquiva y fugitiva. 
Hay un camino o sendero, 
que mi silencio 
adivina o busca.  
¡Si mis ojos prendieran 
en tu fuego!   
Yo denoto nuevas voces 
en los caminos y las piedras, 
levantando soles 
donde la impotencia 
hoy apunta.   
Grito, cansado ya, 
de los años que se arrastran 
entre ciegos fantasmales 
de egoísmo y sombra.   
Poesía... 

¡Poesía!

Compañera de hoy y siempre.
¡Arremete cuanto crece!
JDC. Juan Díaz Casares 

                     
A principios del siglo XX se desarrolló una corriente vanguardista que amplió las dimensiones de la poesía, con la incorporación del verso libre y de nuevos mecanismos y formas de relacionarse con el lenguaje...

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¡Qué hermoso poema de Juan Díaz Casares! Siento la intensidad de la búsqueda y la frustración ante la ceguera del egoísmo.
Percibo ese anhelo profundo por alcanzar una poesía que se intuye en la voz, pero que se escapa, como un camino suspendido. Me conmueve la imagen del silencio que intenta adivinar o buscar ese sendero poético.
Y qué fuerza tienen esos versos donde el deseo se enciende en la mirada: "¡Si mis ojos prendieran / en tu fuego!". Es como un grito por la claridad y la inspiración.
La esperanza también resuena con fuerza al notar "nuevas voces en los caminos y las piedras, / levantando soles / donde la impotencia / hoy apunta." Es una declaración de resistencia y la capacidad de la poesía para iluminar incluso los momentos más oscuros.
El cansancio ante los años arrastrados por la ceguera del egoísmo es palpable, y el grito a la "Poesía... ¡Poesía!" se siente como una invocación desesperada y a la vez llena de fe.
Finalmente, la poesía como compañera eterna, instando a arremeter contra todo lo que limita y oscurece, es un cierre poderoso y lleno de vitalidad.
Gracias por compartir este poema tan bello y evocador. ¿Hay algo en particular que te haya llamado la atención o que te gustaría comentar sobre él?



El vértice del silencio

Me recreé en tu cielo ávido de auroras, vigías de madrugada en el ocaso de los sueños. Quise marchar vigilante  para no errar caminos, pero;...