...¿Existe la maldad?
Si existen malos ha de existir su cualidad, la maldad. Cuando aludimos a lo perverso, injusto, dañino… estamos refiriéndonos al antagonismo de la bondad, relacionada con cualidades como la caridad, altruismo u otras análogas.
Llamamos malo a quien quiere generar un perjuicio para otros. No es infrecuente que la maldad esté implícita en la acción de quien la ejerce, si bien no es menos cierto que muchas veces surge como respuesta a diferentes situaciones en las que algunos son invadidos por un egoísmo carente de cualquier atisbo de empatía.
Personajes maléficos
Lo de poner nombres tiene su controversia y algo de atrevimiento, ya que nunca llueve a gusto de todos y cada uno/a nos hacemos nuestras opiniones sobre lo que sucede e incluso, desde primas diferentes, se puede llegar a considerar malévolo a la víctima de un malévolo aún mayor en función de ideologías o de interpretaciones sesgadas de la realidad...
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El poema de Díaz Casares transmite un profundo sentimiento de **desesperanza, pesimismo y angustia existencial**.
A través de sus versos, se puede interpretar lo siguiente:
Sensación de estancamiento y parálisis:
La frase "Demasiado tiempo varado entre pensamientos" sugiere una mente atrapada, incapaz de avanzar, que recorre una y otra vez los mismos espacios mentales "inertes" y sin vida.
Visión fatalista de la vida:
El "maltratado sino del vivir" habla de un destino cruel e injusto, una existencia que parece inherentemente dolorosa.
Agobio por la negatividad:
Las "funestas retóricas que acechan sin desmayo" representan ideas y discursos negativos que constantemente atormentan al yo poético.
Prevalencia del mal:
El poema concluye con la desoladora certeza de que "prevalece sin remedio, el mal, lo dañino". No hay escapatoria ni solución; la negatividad y el sufrimiento son las fuerzas dominantes en su percepción del mundo.
En resumen
El poema es un lamento sobre una existencia percibida como una condena, donde el pensamiento se convierte en una prisión y la única constante es la presencia abrumadora del mal y el daño.
El poema Díaz Casares evoca una profunda sensación de estancamiento y desesperanza. El hablante lírico se siente atrapado en un ciclo de pensamientos negativos, que se repiten una y otra vez en su mente, como si estuviera varado en un laberinto sin salida.
Este poema invita a la reflexión sobre cómo los pensamientos pueden aprisionar a la persona, y como se puede caer en un ciclo de negatividad.

























