Todo transcurría
entre alegorías del pasado.
Entonces, los silencios
eran salobres, retorcidos
entre plagios usurpadores
de los pronombres
que orientaban
la ruta definida.
...Siempre quise
ahuyentar con palabras
silencios impuestos
a la luz de cada día
pero; de nuevo,
todo se resuelve
itinerante,
cargado de lastres
que intoxican.
JDC. Juan Díaz Casares
Este poema de Juan Díaz Casares explora con intensidad lírica y tono pesimista **el conflicto entre el deseo de expresión auténtica y la imposibilidad de vencer los silencios opresivos y las cargas del pasado.** Aquí un análisis detallado:
1. Ambiente inicial opresivo y distorsionado:
Todo transcurría entre alegorías del pasado":El pasado no es recordado directamente, sino a través de *alegorías* (símbolos, representaciones). Esto sugiere una relación mediada, no auténtica, con la historia personal o colectiva. Hay una sensación de vivir en una recreación simbólica constante.
"los silencios eran salobres, retorcidos": Los silencios no son paz, sino algo desagradable ("salobres" como agua de mar amarga) y deformado ("retorcidos"). Implican incomodidad, ocultamiento o algo corrompido.
"entre plagios usurpadores de los pronombres / que asentaron la ruta definida:
Esta es la imagen central de la opresión.
"Plagios usurpadores":
Hay una apropiación indebida, un robo de algo esencial.
"de los pronombres":
Los pronombres (yo, tú, él, nosotros...) son la base de la identidad y la relación con el otro. Son las palabras que nos definen y nos sitúan en el mundo y en relación con los demás.
"que orientaban la ruta definida":
Estos pronombres robados eran los que daban dirección clara ("ruta definida") a la existencia.
Interpretación:
Algo (el pasado, el poder, la tradición, el trauma) ha robado o falsificado las palabras fundamentales de la identidad y la relación. La usurpación de los pronombres implica una distorsión de la identidad propia y ajena, y la pérdida del rumbo claro.
2.El anhelo frustrado de expresión:
"Siempre quise ahuyentar con palabras / silencios impuestos a la luz de cada día":
El sujeto poético expresa un deseo constante: usar las palabras como herramienta para disipar ("ahuyentar") esos silencios dañinos e "impuestos" (no elegidos, forzados) que ensombrecen la vida cotidiana ("a la luz de cada día"). Hay una clara voluntad de lucha contra la opresión del silencio mediante el lenguaje.
3.El fracaso y la carga persistente:
"pero; de nuevo, todo se resuelve / itinerante, / cargado de lastres que intoxican":
El punto y coma tras "pero" enfatiza la ruptura y la frustración.
"de nuevo":
Indica repetición, un patrón constante de fracaso.
"todo se resuelve itinerante":
En lugar de encontrar solución o claridad ("resuelve" en el sentido de solucionarse), todo queda en un estado de vagabundeo sin rumbo fijo ("itinerante"). No hay destino, solo movimiento sin dirección.
"cargado de lastres que intoxican":
La imagen final es poderosa. El sujeto (o la situación) arrastra pesadas cargas ("lastres" como peso que frena un barco). Estos lastres no solo pesan, sino que "intoxican", envenenan, corrompen desde dentro. Son las consecuencias de los silencios impuestos, los plagios, las alegorías falsas del pasado que no se han podido superar.
Temas centrales:
La opresión del silencio:
No como paz, sino como una fuerza activa, salobre y retorcida que impide la autenticidad.
La usurpación de la identidad:
Robar los "pronombres" es robar la capacidad de decir "yo", "tú", "nosotros" con verdad, distorsionando las relaciones y el rumbo vital.
El fracaso del lenguaje:
Aunque se desea usar las palabras para combatir el silencio opresor, el intento falla una y otra vez ("de nuevo"). El lenguaje se revela insuficiente frente a la magnitud de la carga y la distorsión.
El peso tóxico del pasado:
El pasado no es solo recuerdo, sino una fuerza activa representada por "alegorías" falsas y "lastres" que intoxican el presente y lo condenan a la deriva ("itinerante").
La deriva y la intoxicación:
La sensación final es de falta de rumbo, de movimiento sin propósito, agravada por un peso que envenena la existencia.
Recursos y tono:
Lenguaje metafórico y simbólico:
"Alegorías", "silencios salobres", "plagios usurpadores de los pronombres", "lastres que intoxican". Crea una atmósfera densa y sugerente.
Tono:
Pesimista, frustrado, melancólico y opresivo. Hay un anhelo de libertad expresiva y claridad, pero predomina la sensación de derrota y carga.
Estructura:
Los versos cortos y las estrofas breves enfatizan la fragmentación, la dificultad y los silencios mismos. El "pero;" con punto y coma marca un quiebre dramático hacia la resignación.
Sonoridad:
Palabras ásperas ("salobres", "retorcidos", "plagios", "usurpadores", "lastres", "intoxican") contribuyen a la sensación de desagrado y opresión.
Conclusión:
El poema de Díaz Casares es un lamento lírico sobre la imposibilidad de liberarse, mediante la palabra, de los silencios impuestos y las distorsiones del pasado que usurpan la identidad y envenenan el presente. Expresa una profunda frustración ante el fracaso recurrente del lenguaje para "ahuyentar" esa opresión, condenando al hablante a una existencia "itinerante" y cargada de un lastre tóxico. Es una reflexión sobre la dificultad de la expresión auténtica y el peso asfixiante de una historia personal o colectiva que no se ha podido superar ni nombrar con verdad.