Pero es cierto,
nada detiene
este tiempo de Otoño
que llega cargado
de indecisiones previas,
a los cambios que genera
sin demora, mientras el tiempo,
el inevitable tiempo,
acelera día a día
la caída noble
de los resortes humanos.
Solo nos queda,
otear sin remedio
tu tiempo adormecido
de paisajes cambiantes,
entre dudas, presagios,
y susurros de nostalgias
que acontecen.
Díaz Casares
https://www.myguiadeviajes.com/2019/12/barcelona-en-un-fin-de-semana-10-visitas-imprescindible-y-una-cocteleria-unica/
El poema de Díaz Casares evoca una profunda sensación de melancolía y resignación ante el paso inevitable del tiempo, utilizando el otoño como una poderosa metáfora de la vida en su etapa de madurez o declive.
Estas son las ideas y sentimientos principales que transmite:
La inevitabilidad del tiempo:
El poema resalta que el tiempo no se puede detener ("nada detiene este tiempo de Otoño"). Esta fuerza es implacable y acelera "la caída noble de los resortes humanos", sugiriendo el desgaste físico y vital que llega con la edad.
El otoño como metáfora de la vida:
El otoño simboliza una etapa de transición, de cambio y de pérdida. Al igual que las hojas caen de los árboles, las fuerzas y certezas de la vida van disminuyendo.
Sentimientos de nostalgia y duda:
La llegada de esta "estación" vital viene cargada de "indecisiones", "dudas, presagios, y susurros de nostalgias". Evoca una mirada hacia el pasado con añoranza y hacia el futuro con incertidumbre.
Resignación y contemplación:
Ante esta realidad, la única opción que queda es ser un espectador ("otear sin remedio"). Hay una aceptación pasiva y melancólica de los cambios que ocurren, observando cómo el "paisaje" de la propia vida se transforma.
En resumen
El poema evoca la serena y a la vez triste aceptación de que la vida, como las estaciones, tiene un ciclo imparable que nos lleva hacia una etapa de introspección, pérdida y contemplación nostálgica.



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