Siempre el tiempo
afirma el límite vivido
por los humanos.
Sin demora,
llegan horas no envueltas
en disturbios pasados.
Horas que vienen
con retos nuevos,
marcando sin pausa
lo hecho, en las galerías
sin nombre de la mente,
donde perduran
con su carga, los recuerdos.
Díaz Casares
El poema reflexiona sobre la **naturaleza cíclica del tiempo y la memoria**. Transmite la idea de que nuestras experiencias, especialmente las más intensas ("vividas al límite"), no desaparecen, sino que el tiempo se encarga de traerlas de vuelta.
Los versos sugieren que el pasado, con sus "disturbios", es validado por momentos presentes que nos enfrentan a "retos nuevos". Esto crea una conexión ininterrumpida entre lo que fuimos y lo que somos.
Finalmente, el poema concluye que todo lo que hemos hecho y vivido se almacena en los rincones de nuestra mente. Allí, los recuerdos persisten, a veces dolorosamente ("adolecen"), iluminándose solo de forma ocasional ("esporádica luz"), recordándonos que el pasado siempre forma parte de nosotros.



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