Lo cierto es que no existen soluciones fáciles para construir comunidades humanas y justas en un mundo que, en muchos sentidos, resulta hostil a la libertad humana, siendo dominado por élites políticas y económicas injustas. No obstante, haríamos bien en considerar cómo cada uno de nosotros puede volver a lo fundamental y cómo podemos a su vez renovar y reconstruir nuestra vida personal y social, con o sin la ayuda de nuestros líderes e instituciones..