Mi yo,
es un certero alegato
a todo lo que envuelve
la incerteza de éstos días
cargados de enigmas
entre juicios insidiosos.
Por eso; la razón,
nos alumbra soluciones
cuando todo se percibe
inquietante, entre súplicas
que el Tiempo encamina.
JDC. Juan Díaz Casares
..La incertidumbre es una parte natural e inevitable de la vida. Muy poco de la vida es constante o totalmente seguro, y aunque se puede tener control sobre muchas cosas, no se puede controlar todo lo que sucede, como demostró la pandemia del coronavirus, la vida puede cambiar de manera muy rápida y muy impredecible. Un día las cosas pueden ir bien, al siguiente se enferma repentinamente, pierde su trabajo o se encuentra luchando para poner comida en la mesa o mantener a su familia...
https://psicologojorgefranco.com/2021/04/16/como-lidiar-con-la-in
f.https://manus.im/share/XHbcd3Bb3KJFFt3JNLT5dN?replay=1
Mensaje filosófico y existencial
El poema de J. Díaz Casares es una profunda reflexión sobre la condición humana frente a la incertidumbre y el devenir.
El "certero alegato" inicial sugiere una postura firme del yo poético ante la "incerteza de los días", una declaración de principios o una convicción interna que le permite afrontar la ambigüedad de la existencia.
La "incerteza" y "Lo impreciso" son presentados como fuerzas que "ignoran" el futuro, lo que implica una crítica a la falta de previsión o a la incapacidad de la mente humana para comprender la complejidad del porvenir.
El futuro, "cargado de enigmas", es un recordatorio constante de lo desconocido y lo incontrolable.
La segunda parte del poema introduce la importancia de la "razón".
Desechar lo que la razón "esgrime ante lo erróneo" conduce a un "limbo vacío de inquietudes".
Esto es crucial:
el poema no aboga por una vida sin inquietudes, sino por una vida donde las inquietudes son significativas y no el resultado de la apatía o la irracionalidad. Un "limbo vacío de inquietudes" es un estado de estancamiento, de falta de propósito, donde la "zozobra" (angustia) se percibe de forma generalizada, pero sin una dirección clara para superarla.
La conclusión del poema es una afirmación vitalista y esperanzadora. A pesar de la incertidumbre y la zozobra, la "Vida persiste en las venideras secuencias vitales, de su Tiempo y Espacio".
Esta personificación de la Vida, junto con las mayúsculas en "Tiempo" y "Espacio", eleva estos conceptos a categorías metafísicas. Sugiere que la existencia, en su flujo continuo, trasciende las preocupaciones individuales y las incertidumbres momentáneas.
Hay una fe en la continuidad inherente de la vida, en su capacidad de renovarse y seguir adelante, independientemente de las vicisitudes del presente.
Es un mensaje de resiliencia y de confianza en el orden cósmico o natural de la existencia.
Contexto del autor
Dado que el nombre "JDC. J Díaz Casares" no es ampliamente reconocido en los círculos literarios o académicos, es difícil establecer un contexto biográfico o literario específico que pueda arrojar luz adicional sobre el poema. Sin embargo, la profundidad filosófica y el estilo reflexivo sugieren que el autor es una persona con una sensibilidad existencial y una capacidad para la introspección.
El poema se sostiene por sí mismo en su universalidad temática, resonando con cualquier lector que haya experimentado la incertidumbre de la vida y la búsqueda de sentido.
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