Somos un algo imperceptible
en el habitáculo del Cosmos,
divagando sin remedio
en su inexorable expansión.
Apenas asumimos
ser inteligencia itinerante,
acechados por la precipitación
de intuir hacia donde
como y cuando,
nos marcó el misterio de estar,
en los páramos abiertos
del sin fin estelar.
Díaz Casares
¿Qué tienen para decirnos el cielo y sus estrellas acerca de quienes somos en la tierra? Una mirada cósmica y a la vez humana, sobre el valor de abrir los ojos bien grandes, para aprender a mirar siempre más allá de nosotros mismos.
POR Sophia
https://www.sophiaonline.com.ar/mirando-al-firmamento/
El poema evoca una profunda reflexión existencial y cósmica: la conciencia humana enfrentada a la inmensidad del universo.
Se percibe una sensación de pequeñez y desconcierto, como si el hablante lírico asumiera su condición de “algo imperceptible” dentro del habitáculo del Cosmos, metáfora que transforma el universo en un vasto recinto que nos contiene pero que no alcanzamos a comprender.
El tono es filosófico y contemplativo, propio de quien medita sobre el destino, el tiempo y el sentido de la existencia. La “inexorable expansión” del cosmos contrasta con la fragilidad del ser que “divaga sin remedio”.
También hay una tensión entre el deseo de comprender (“acechados por la precipitación de intuir”) y la imposibilidad de hacerlo plenamente, lo cual genera una sensación de misterio y resignada admiración ante el “sin fin estelar”.
En conjunto, el poema transmite una mezcla de asombro cósmico, melancolía existencial y búsqueda de sentido, en la línea de una poesía de lo trascendental, cercana a autores que exploran la relación entre el hombre y el infinito.




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